viernes, agosto 15

El y Ella

El tomo su mano y observo sus ojos color café, ese irregular cabello, de diversos colores; que en la sombra era de un negro de una profundidad atrapante, a la luz solar se convertía en un color café chocolate y cuando caminaba su mechón derecho emitía un color verde radioactivo. El despeinado hombre de ojos verdes y piel pálida pensaba y quería que ese momento fuese eterno, El la amaba con locura, era un amor tan fuerte y desesperado que El la dejaba ser así, como Ella era, libre y despreocupada, pero paradójicamente no era tan despreocupada, era más bien pretenciosa, rara vez pensaba en alguien mas que no fuera ella.

Eso era lo que a El le atraía más que a nada en Ella, su egocentrismo, su constante pensar en que estaban pensando los demás de Ella y le cautivaba era esa maravillosa capacidad de cambiar de parecer que tenía, de un momento a otro Ella mutaba su pensamiento y hablaba de otra cosa.

La cuestión aquí era que Ella no tenía ni un solo ápice de amor por El, solo lo estimaba como un gran amigo y confidente, y el la amaba de incondicional, totalmente, El se había entregado en cuerpo y alma a Ella, sin prejuicios.

Ella tenía mucho miedo, estaba muy asustada en ese instante, no sabia que hacer, pero solo dependía de ella. El trato de tranquilizarla de algún modo, pero ya no existía nada que se pudiera hacer para parar la incontrolable rueda que era el destino. Quizás el podría tener el poder y la voluntad para detener aquella inoxidable maquinaria pero El sabia que aquello estaba prohibido hacer tal cosa.

Ella estaba al borde del abismo a punto de caer, el aun sostenía su mano y entonces la abrazó, y luego ambos cayeron al profundo agujero del que nunca en sus vidas podrían salir.